¿Os habéis abanicado alguna vez? ¿Se os ha pasado por la cabeza invertir el abanico y crear otro objeto a partir de ahí?
Lo que son las casualidades, nuestra protagonista de hoy, Carla Rogel, estuvo dos veranos cosiendo pañitos de punto porque había suspendido costura... Con los años, se especializó en estética de la cinematografia y encontró el equilibrio entre su gusto por la moda y su pasión por la estética visual de cine y teatro, diseñando bolsos. Empezó como un hobby en 2006 y ahora ya tiene tienda on-line y algunos puntos de venta en Madrid capital, ¡quien lo hubiera dicho!
Su máxima es utilizar materiales y telas comprados en sitios insólitos, con el objetivo de crear piezas únicas. Ha creado una colección excepcional de telas, muchas compradas en sus viajes por todo el mundo, pero también a partir de tejidos vintage o fuera de lo corriente, en puntos selectos de Barcelona y Madrid. Los escoje, fundamentalmente por el estampado, la textura y el colorido… y es que sus bolsos desprenden vitalidad y alegría por los cuatro costados…
Y a partir de estas telas excepcionales y variadas se inspira para crear, es más, la misma diseñadora admite que son “el alma de La Carola” y se limita a seguir el hilo a través de estos tejidos maravillosos, que con su fuerte personalidad desprenden combinaciones propias… Un hilo que la lleva a realizar bolsos a la carta.
A veces, la realidad también le trae inspiración, como su modelo “Via Láctea”, inspirada en la astronauta de la NASA, Lisa Nowak, que se volvió loca de celos en una expedición espacial porque su enamorado tonteaba con otra y La Carola lo plasmó en uno de sus modelos, su pasión ahora ya es eterna…
La base de La Carola es la producción de piezas únicas a partir de un patrón exclusivo, original y patentado. La esencia de este patrón es la silueta en forma de abanico invertido y el cierre de boquilla. Sobre este punto de partida cada pieza es diferente e irrepetible y tiene su propia personalidad única.
Este sistema de trabajo, a medio camino entre la artesanía y el lujo, permite elaborar cada pieza como si fuera una obra de arte, con un diseño meticuloso y unos acabados impecables.
Ha colaborado con otras diseñadoras como El jardín de Lulaila, y Lady Desidia. En esta última la ilustradora Vanessa Borrel diseñó las telas de los bolsos. También ha realizado editoriales de estilo vintage junto con la fotógrafa María Lacambra.
La Carola propone dos líneas: una básica, de tamaño mediano y shoppings bags con asa de tela para llevar de bandolera o al hombro y fabricados con algodones orgánicos, tejidos de tapicería y adornos más divertidos y desenfadados, como madroños, flecos y lazos. Y otra de cocktail, con asa de cadena corta para llevar a la muñeca y elaborados con materiales nobles (raso, terciopelo, seda, encaje) y abalorios distinguidos (plumas, flecos y pasamanería).
Los bolsos a la carta es un trabajo conjunto entre la clienta y la diseñadora, el plazo para realizarlo es de unas tres semanas. A parte de adquirir un modelo único hecho al gusto de la consumidora, también se convierte en toda una experiencia ya que participa activamente en el diseño, escogiendo cada parte del bolso. Una vez hecho el diseño, viene la producción que es la fase más larga, ya que la estructura interna de un Carola tiene costuras de refuerzo en los puntos de apoyo y costuras impecables en el exterior. Y el toque final es el nombre, que le da la personalidad al bolso, juntamente con las etiquetas que certifican que es una obra única.
¿NO OS APETECE TENER UNO?
Puede ser una opción para estas Navidades... y quien sabe, con el tiempo a lo mejor tendréis un tesoro muy valorado en vuestras manos... su diseñadora continuará creando para que así sea:
“Me encantaría que La Carola llegara a convertirse en un referente de estilo en el sector de los complementos. Entre la gente que sigue la marca hay una seña de identidad de los bolsos fácilmente identificable: cuando mis clientas ven un Carola en una revista saben que es una de mis piezas antes de leer el pié de foto. Me encantaría que esto se extendiera a mucha gente y que cada vez más hubiera clientas comprándose mis bolsos como un capricho, o como un regalo especial”. Carla Rogel dixit.
